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jueves, 31 de enero de 2013

Salamina: la batalla que cambió al Mundo


Historia. Los soldados de Salamina.

Cápsula Histórica

 


Stalin, von Ribbentrop y Molotov firman pacto de no agresión
 Los historiadores más rigurosos encuentran inútil la especulación. Preguntas como qué hubiera pasado si Napoleón hubiese aplazado su ataque a Rusia, o qué habría sucedido si las izquierdas españolas hubiesen estado unidas y organizadas ante la insurrección de Franco, o qué sería del mundo si Alejandro Magno hubiese vivido treinta años más, son cuestiones que hallan poco serias. Pero como nosotros no somos historiadores rigurosos, sino tan solo apasionados de la Historia, sí nos podemos preguntar eso y muchas otras cosas más, como esta: qué habría pasado si los persas hubieran vencido a los griegos en Salamina, allá en el lejano año 480 aC. Es más, podríamos preguntarnos cómo un hecho tan lejano en el tiempo es capaz de afectarnos ahora. La respuesta es simple: si los griegos hubiesen sido derrotados por los persas en Salamina, el mundo, tal como lo conocemos, sería muy diferente. Y por eso la batalla de Salamina es una de las más importantes en la historia de la humanidad. ¿Qué pasó?

Cartel del film "300"
 Como ustedes saben, los persas –llamados “medos” por los griegos, de ahí el término “guerras médicas”- habían intentado, sin éxito, conquistar el Peloponeso. El rey Jerjes I, deseoso de venganza por el descalabro que sufriera su padre, Darío, diez años antes en Maratón, quería conquistar a los griegos, castigarles y apoderarse de sus tierras. El primer obstáculo que enfrentó, del cual hablaré en otro post, fue el contingente de 300 espartanos al mando de Leónidas, en el paso de las Termópilas. (Es impresionante cómo la película “300”, de la cual todo mundo diría que es hiperbólica, es sorprendentemente fiel a Herodoto). Superado el punto, Jerjes creyó que sería hasta cierto punto fácil someter a los griegos.

Isla Salamina

Hoplita
 El liderazgo lo tenían espartanos y atenienses. No encontraban la estrategia adecuada. Pelear en el istmo, decían los espartanos, excelentes soldados de tierra, pero muy malos navegantes. Batalla naval, decían los atenienses. Temístocles explicaba que sólo atacando a los persas por el mar sería posible detenerlos. Mientras los persas tuvieran intacta su flota, podrían rodear la Hélade, desembarcar en cualquier punto y, peor aún, abastecerse sin interrupción. Dejarlos entrar en suelo griego era un suicidio. 

Afortunadamente para el mundo que vivimos (por lo menos en occidente), los griegos optaron por seguir la estrategia de Temístocles, a pesar de que las fuerzas estaban totalmente desequilibradas: 700 naves persas contra 300 naves griegas. La arrogancia de Jerjes le impidió comprender que tampoco ellos, los persas, eran buenos navegantes.
Y he aquí que un día del verano de 480 aC se enfrentaron las flotas. Un poco como la estrategia que tomarían los romanos un par de siglos después contra los cartagineses en las guerras púnicas: si los atenienses eran buenos navegantes y los espartanos excelentes soldados, las 300 naves griegas serían una extensión de la tierra y llevarían miles de soldados organizados en falanges. Si bien las falanges no serían tan funcionales en una nave, el pesado equipamiento de los hoplitas griegos resultó fundamental. Habría que hacer el abordaje, sorprendiendo así a los persas. Los 10,000 inmortales persas que salen en la película “300”, de los cuales Herodoto da cuenta, y que supuestamente acabarían con los griegos, serían inútiles. (En otro post explicaré por qué se los llamaba “inmortales”).

"Inmortales Persas", según el film "300"

Xerxes, según el film "300"
Temístocles sabía que podía contrarrestar la superioridad numérica de los persas si lograba llevarlos al estrecho que hay entre la isla de Salamina y la tierra firme: unos 400 metros en su parte más ancha. Las 700 naves persas quedarían encajonadas, atrapadas, y no podrían huir, pues se estorbarían unas a otras. Con una genial maniobra de atracción, Temístocles logró su cometido. Y entonces los griegos atacaron a las naves de la vanguardia y se apoderaron de ellas. Empezó la carnicería. Las naves persas se descontrolaron, los capitanes estaban totalmente confundidos y, pronto, la flota entera cayó en pánico. Los hoplitas hacían el abordaje y fácilmente sometían al enemigo. A lo lejos, desde un montículo, Jerjes observaba estupefacto la batalla; tan estupefacto y horrorizado como cuatro siglos después Cleopatra, al observar cómo su flota era vencida por Agripa. Historia magister vitæ est.

Liz Taylor y Richard Burton en el film "Cleopatra"

Habría más intentos persas por conquistar la Hélade; los griegos siempre triunfaron y demostraron que la fuerza no está en la superioridad numérica, sino en la organización.

Ya he hablado sobre los elementos que conforman la llamada cultura occidental. Uno de ellos es la mentalidad filosófico-científica de los griegos. De haber sido derrotados, y si Persia se hubiera adueñado permanentemente de Grecia, el mundo sería definitivamente otro, y muy probablemente ni siquiera estaría escribiendo en español. No existiría la llamada cultura occidental.

Un abrazo a todos.
Venus ReX.

(En la imagen de arriba, Adriana Gil y Diego Luna, en el filme “Soldados de Salamina”, basado en la novela de Javier Cercas. No he visto la película, pero sé que se trata de una historia durante la Guerra Civil Española, de modo que el título por fuerza debe ser metafórico.)

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