Mi sitio web

Si amas la música, visita mi sitio web. Toda mi música gratis para ti.
http://www.venusreyjr.com

martes, 4 de mayo de 2010

No. 13 Voluptuosidad en mármol: Ninfa durmiente, de Canova.

El uso corriente de la palabra  voluptuoso (a) me da risa. Con sólo pronunciarla, mucha gente se imagina, en el mejor de los casos, a una mujer bien dotada de todos lados, y, en el peor de los casos, a la Tetanic o algo parecido. Voluptas es la palabra latina para placer. Voluptuoso es sinónimo de erótico, de sensual (en el sentido poético, claro está), no de bolas por todos lados (tanta bola en realidad es todo menos erótico). Voluptuoso es aquello que incita al placer, que despierta la sensualidad de los sentidos. Hecha la aclaración, hablemos del escultor italiano Canova.


Estimadas amigas y amigos:

Siguiendo con el estilo neoclásico, les presento ahora La Ninfa Durmiente, del escultor italiano Antonio Canova (1757-1822), artista favorito de Napoleón y posiblemente el máximo escultor del período.

La desnudez masculina, en concordancia con la escultura de la antigüedad clásica, representa virilidad y divinidad. En cambio, la desnudez femenina evoca, más que el equilibrio y la armonía de la estética greco/latina (nadie se erotiza ante, digamos, La Venus de Milo), ese otro aspecto nada desdeñable de la belleza: voluptuosidad y sensualidad. Sin embargo, resulta imposible negar que la Ninfa Durmiente de Canova lo reúne todo: voluptuosidad, belleza, equilibrio y armonía. En suma, sublime. La Ninfa Durmiente es una pieza dotada de un indiscutible contenido erótico/racional. Este binomio podría resultar desconcertante para muchos, más aún tratándose del estilo neoclásico, pero no me cabe duda que es el efecto que consigue el escultor con el público.



Lo único que le hace falta a esta mujer tendida para cobrar vida es el soplo divino. Es increíble cómo el artista logra, desde la frialdad y dureza del mármol, dotar de suavidad y tersura a la piel. La espalda de la doncella es prodigiosa, para no hablar de la irresistible zona glútea. Y qué decir de los muslos, las pantorrillas, los omóplatos, el cuello y la sábana. Observen la parte de la sábana encima de la pierna izquierda. ¿Acaso no la percibimos diáfana y frágil? ¿Y el cuerpo entero no lo percibimos como la más sublime carne, beatificante por su belleza y, al mismo tiempo, peligrosa por su hechizo?

Se podría decir que estamos frente a la belleza idealizada. Pero esta idealización es tan real y tan cercana que hasta siento escalofríos. Ése es el poder del arte. Uno ve esta escultura y quisiera tocarla. Pero nos abstenemos por temor a que la Ninfa despierte de su sueño marmóreo y nos posea.

Reciban un abrazo.
VENUS REX

No hay comentarios:

Publicar un comentario