Mi sitio web

Si amas la música, visita mi sitio web. Toda mi música gratis para ti.
http://www.venusreyjr.com

martes, 25 de mayo de 2010

No. 16 La Venus de Velázquez. Ideal femenino de belleza.


Queridos amigos:

Diego de Velázquez es el más grande pintor que ha dado España, y uno de los máximos que ha dado la Europa barroca. El tercer cuadro que envié, con gran éxito y beneplácito de ustedes, fue el Cristo de este genial pintor. Ahora les ofrezco La Venus del Espejo, tesoro invaluable de la National Gallery (para los afortunados que se encuentran ahora en Londres).



Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660) pintó esta Venus alrededor del año 1650. El trabajo de detalle en las sábanas de seda es espléndido: el negro contribuye a presentar a Venus aún más majestuosa y sensual, si tal cosa es posible. El ideal de belleza femenino es muy distinto al de Rembrandt o al de Rubens, ambos contemporáneos y amigos de don Diego. En tanto en Flandes la obesidad reina, aquí Velázquez nos descubre el más firme y sensual de los cuerpos: formas perfectas, fruto del dominio exquisito de la anatomía y de la óptica; formas dignas de la gran diosa.

Por si lo anterior fuera poco, la ternura del cupido contrasta deliciosamente con la voluptuosidad de la mujer. El pintor logra así un equilibrio que deja a cualquiera sin aliento. No es hipérbole: desde mi punto de vista este cuadro pertenece al selecto grupo de las obras de arte que provocan el síndrome de Stendhal.

Reciban todos un abrazo.

lunes, 17 de mayo de 2010

No. 15 Vouyerismo estilo Dalí: Mujer en la Ventana

Estimadas amigas y amigos:

Salvador Dalí (1904-1989) sin duda ha sido uno de los artistas más geniales que ha dado Cataluña. Se le ha calificado de "neurótico", "perverso", "degenerado sexual", "excéntrico", y de tantas otras cosas, pero nadie ha dudado de su talento o dejado de reconocer su genialidad. Una de sus frases nos revela algo de su inteligencia locuaz: "Los dos mayores golpes de suerte que puede tener un pintor son: primero ser español y segundo llamarse Dalí." Todo un personaje.

Mujer en la Ventana es seguramente una obra temprana en donde el surrealismo característico del pintor es todavía incipiente. El colorido azulado nos sumerge en un estado de melancolía y meditación. Esta mujer observa el tranquilo mar en una noche estival y calurosa de la costa catalana. A pesar del cielo nublado, puede adivinarse un claro de luna cuya luz confiere a la composición un acento mágico, erótico pero sobre todo onírico. Es casi como si la chica proyectara su alma en el paisaje, como si vertiera su interior desde la ventana. Se trata no sólo de un paisaje costeño, sino de un paisaje anímico (paisaje del alma).



Uno de los aspectos más interesantes es que el pintor se sitúa justo detrás de la muchacha. Mientras la chica se pierde en sus ensoñaciones, nosotros, espectadores, ejercemos de algún modo el fascinante oficio del voyeaur. La ropa casi traslúcida de la muchacha permite, de manera muy sutil, adivinar los contornos de su cuerpo.

Algunos se preguntarán por qué hago énfasis en la invasión de la privacidad y no en algún otro aspecto (en la imagen, el joven Salvador aparece con su eterna Gala). Conociendo a Dalí, créanme, no estoy tan errado. El pintor nos hace sus cómplices y generosamente nos ofrece el premio. Además, el azul es el color surrealista por antonomasia.

Hasta la próxima. Reciban todos un saludo.

VENUS REX

martes, 11 de mayo de 2010

No. 14 Ecce Ancilla Domini. Una virgen asustada.

Para celebrar el día de las madres, qué mejor que un cuadro de la Virgen. Y no un cuadro cualquiera, sino uno cargado de simbolismo.  Ecce Ancilla Domini, de Rosseti. Por cierto, en España llaman Tocólogo al médico que nosotros llamamos ginecólogo. Y muchos creen que es "tocólogo" porque "toca". No. La palabra madre en griego es Tokos. Feliz día de las madres.


Estimadas amigas, queridos amigos:

Gabriel Dante Rossetti, pintor y poeta inglés, fue uno de los principales miembros de la fraternidad de los prerrafaelistas. Hacia 1850 pintó la peculiar Anunciación que ahora les presento.

Emulando el antiguo arte, el cuadro carece de perspectiva, tal como solía hacerse en la pintura medieval. La falta de punto de fuga dota al cuadro de cierta inestabilidad surrealista. Desde mi punto de vista, lo más sobresaliente de Ecce Ancilla Domini es la actitud de María. Véanla bien. Está asustada, indecisa. Recoge sus pies y los sube al lecho temiendo que el fuego del ángel la queme. No es la María de otras anunciaciones: segura, sublime, majestuosa. Por el contrario, esta niña tiene la mirada perdida y está llena de dudas. Su rostro revela tristeza, miedo y resignación, a pesar de la presencia del Espíritu Santo representado por la paloma. Las flores que sostiene el ángel están vertidas al modo líquido sobre la estola roja. Presagian dolor. El lirio es símbolo de pureza y virginidad, y también de Cristo. De ahí que el fondo rojo de la estola causa inquietud; parece que el lirio (Cristo) se diluye en la sangre.

En fin, una Anunciación que rompe con los esquemas tradicionales.

La figura de María (Teo Tokos) nos señala la altísima y noble posición de la mujer en el mundo. Sin duda un tema digno de ser pintado.


Venus Rex

martes, 4 de mayo de 2010

No. 13 Voluptuosidad en mármol: Ninfa durmiente, de Canova.

El uso corriente de la palabra  voluptuoso (a) me da risa. Con sólo pronunciarla, mucha gente se imagina, en el mejor de los casos, a una mujer bien dotada de todos lados, y, en el peor de los casos, a la Tetanic o algo parecido. Voluptas es la palabra latina para placer. Voluptuoso es sinónimo de erótico, de sensual (en el sentido poético, claro está), no de bolas por todos lados (tanta bola en realidad es todo menos erótico). Voluptuoso es aquello que incita al placer, que despierta la sensualidad de los sentidos. Hecha la aclaración, hablemos del escultor italiano Canova.


Estimadas amigas y amigos:

Siguiendo con el estilo neoclásico, les presento ahora La Ninfa Durmiente, del escultor italiano Antonio Canova (1757-1822), artista favorito de Napoleón y posiblemente el máximo escultor del período.

La desnudez masculina, en concordancia con la escultura de la antigüedad clásica, representa virilidad y divinidad. En cambio, la desnudez femenina evoca, más que el equilibrio y la armonía de la estética greco/latina (nadie se erotiza ante, digamos, La Venus de Milo), ese otro aspecto nada desdeñable de la belleza: voluptuosidad y sensualidad. Sin embargo, resulta imposible negar que la Ninfa Durmiente de Canova lo reúne todo: voluptuosidad, belleza, equilibrio y armonía. En suma, sublime. La Ninfa Durmiente es una pieza dotada de un indiscutible contenido erótico/racional. Este binomio podría resultar desconcertante para muchos, más aún tratándose del estilo neoclásico, pero no me cabe duda que es el efecto que consigue el escultor con el público.



Lo único que le hace falta a esta mujer tendida para cobrar vida es el soplo divino. Es increíble cómo el artista logra, desde la frialdad y dureza del mármol, dotar de suavidad y tersura a la piel. La espalda de la doncella es prodigiosa, para no hablar de la irresistible zona glútea. Y qué decir de los muslos, las pantorrillas, los omóplatos, el cuello y la sábana. Observen la parte de la sábana encima de la pierna izquierda. ¿Acaso no la percibimos diáfana y frágil? ¿Y el cuerpo entero no lo percibimos como la más sublime carne, beatificante por su belleza y, al mismo tiempo, peligrosa por su hechizo?

Se podría decir que estamos frente a la belleza idealizada. Pero esta idealización es tan real y tan cercana que hasta siento escalofríos. Ése es el poder del arte. Uno ve esta escultura y quisiera tocarla. Pero nos abstenemos por temor a que la Ninfa despierte de su sueño marmóreo y nos posea.

Reciban un abrazo.
VENUS REX