Mi sitio web

Si amas la música, visita mi sitio web. Toda mi música gratis para ti.
http://www.venusreyjr.com

domingo, 7 de agosto de 2022

La mala noche, un film sobre la trata de personas

RECOMENDACIÓN CINEMATOGRÁFICA


TÍTULO: La mala noche
PAÍS: Ecuador
DIRECTORA: Gabriela Calvache
SITUACIÓN DRAMÁTICA: una mujer explotada por un lenón decide liberarse de la prostitución y salvar a una niña que ha sido privada de su libertad con fines de trata
MI CALIFICACIÓN: tres de cinco estrellas
Gran descubrimiento esta película, su directora, Gabriela Calvache, y su protagonista principal, Noëlle Schönwald. Hay que agregar a los guionistas, al camarógrafo y a los actores secundarios. El film presenta sin ambages el horror de esa esclavitud moderna que es la explotación sexual. Narrativa espléndidamente construida que desemboca en un punto donde el espectador se queda sin palabras. Tremendo film. Hay que verlo.
La prostitución, y muy particularmente la prostitución infantil, son temas que no deben ser ignorados, por duros, dolorosos y terribles que sean, y el arte en todas sus formas –el cine es una de ellas– debe abordarlos. Calvache escribió quince guiones antes de llegar a la versión final, después de haber investigado durante ocho años y entrevistado a un sinnúmero de víctimas de trata. Este colosal trabajo se nota. Y aunque hay elementos que podrían desvirtuarlo –que un médico, padre de familia, se enamore de una prostituta y ella de él, no deja de ser melodramático y hasta cursi–, “La mala noche” se sostiene de principio a fin.
Muchas veces los humanos vivimos en lo que yo llamo las “burbujas de la indiferencia”, que son nuestros entornos, y podemos pensar que así es el mundo. El problema de la prostitución y la trata infantil es un cáncer que carcome particularmente a las naciones hispanoamericanas, y México es uno de los epicentros mundiales de este delito, quizá en una proporción mucho mayor que en Ecuador, que es donde se desarrolla la película. “La mala noche” sirve para romper esta burbuja de indiferencia y hacernos ver el problema; es como una bofetada en la cara. Aunque el film es muy duro y tiene escenas de sexo, yo recomiendo que lo veamos con nuestros hijos adolescentes. También ellos pueden ser víctimas de trata. Este problema es mucho mayor de lo que sospechamos, y de lo que torpemente sospechan nuestros gobiernos.
Yo vi "La mala noche" en mubi. En este link pueden ver el trailer: https://mubi.com/es/films/the-longest-night-2019/trailer




sábado, 30 de julio de 2022

Perfect Sense: una historia de amor en medio de una pandemia

RECOMENDACIÓN CINEMATOGRÁFICA


TÍTULO: Perfect sense
PAÍS: Reino Unido
AÑO: 2011
DIRECTOR: David Mackenzie
SITUACIÓN DRAMÁTICA: una mujer y un hombre se conocen y enamoran en medio de una pandemia que anula uno a uno los sentidos.
MI CALIFICACIÓN: 3 de cinco estrellas.
El film es una historia de amor en un contexto apocalíptico. Y como tal, funciona de maravilla. Las actuaciones de Eva Green e Ewan McGregor son muy buenas, como cabe esperar de actores tan experimentados. Este film de 2011 anticipa en casi una década a la pandemia de COVID, y eso hay que tenerlo en cuenta. Empero, no es una cinta de epidemias, sino una historia de amor. La música de Max Richter es notable.
Imaginen una pandemia que anula cada uno de los sentidos. (Spoiler alert) El primer síntoma es un ataque de llanto al que sigue la pérdida del olfato. Días después, la persona contagiada experimenta un ataque de pánico y una compulsión de glotonería que precede la pérdida del gusto. El tercer síntoma es un ataque de ira que antecede la pérdida del oído. A estas alturas, todo el mundo teme lo peor: que los infectados perderán la vista. La vida en el planeta se hace imposible. Los soldados toman las calles del Reino Unido (la película se desarrolla en Escocia), de Estados Unidos, Francia, México, Japón… el mundo entero entra en caos. Es un escenario apocalíptico. Y entonces viene el cuarto síntoma: las personas experimentan un momento de euforia y felicidad absoluta… y después pierden la vista. ¿Qué es lo que queda tras perder los sentidos? ¿La nada? ¿La oscuridad total?
Quien espera una película de acción como las del cine comercial americano, la típica película de epidemias con deslumbrantes efectos especiales, saldrá decepcionado. Esta es una historia de amor que se plantea una pregunta existencial: ¿qué soy yo, quién soy yo? El slogan de la película, que podría parecer cursi, bajo circunstancias tan extremas es casi un bálsamo: "without love there is nothing" (sin amor no hay nada).
En este link pueden ver el trailer: https://mubi.com/films/perfect-sense



domingo, 24 de julio de 2022

Pleasure, el lado oscuro del porno

 RECOMENDACIÓN CINEMATOGRÁFICA:


Título: Pleasure

País: Suecia, Holanda

Año: 2021

Dirección: Ninja Thyberg

Situación dramática: una chica sueca viaja a Los Ángeles para cumplir su sueño de convertirse en estrella porno, pero las cosas no son como ella esperaba

Mi calificación: 3 de 5 estrellas

Para ser una ópera prima, “Pleasure” está espléndidamente lograda, y por eso ha sido muy bien recibida en Cannes, Sundance y otros festivales. La actuación de Sofia Kappel es muy convincente. La joven sueca está en camino de convertirse en una gran actriz y su trabajo en “Pleasure” ha sido reconocido internacionalmente. La música de Karl Frid da un toque casi sublime al film, sobre todo en las escenas violentas. La cinta no se anda con eufemismos, así que quizá resulte muy cruda a públicos sensibles.

El porno es una industria de billones de dólares anuales. La ciudad de Los Ángeles es La Meca de este cine. Cientos de chicas y chicos viajan allá para alcanzar un sueño: convertirse en estrella porno. Este film narra la historia de Bella, una chica que vive en un pueblito en Suecia y que dice a sus padres que viajará a LA para hacer trabajo humanitario en una ONG. La verdad es que ella quiere convertirse en la estrella porno más importante de la década y está dispuesta a todo para lograrlo. Su sueño se verá destrozado al darse cuenta que como ella hay cientos y que todo mundo está dispuesto a hacer lo que sea y a aplastar a quien sea necesario con tal de triunfar en esta cruel industria.

Advertencia: si usted es muy sensible, no va a aguantar ni los primeros diez minutos de la película. Pero la vida no es color de rosa; la vida puede ser muy dura, aunque muchos no lo crean. Así que precaución.

En este link pueden ver el trailer: https://mubi.com/es/films/pleasure-2020 







miércoles, 5 de enero de 2022

Don't look up o la sátira de los idiotas

Por Venus Rey Jr.


Análisis y reseña de la película. Advertencia: contiene spoilers.


1. Uno de los géneros que más molestan a los gobernantes autoritarios es la sátira, porque causa la risa y la burla hacia ellos. Una cosa es que te critiquen, y otra es que lo hagan dejándote en ridículo. Eso duele más que una mentada de madre franca y directa. La risa puede más que los insultos. ¿Recuerda usted “El nombre de la rosa”, de Umberto Ecco? Uno de los personajes, el anciano fraile Jorge de Burgos, sostiene que la risa es diabólica, que denota ligereza, frivolidad y hasta lascivia. Según él, Cristo nunca rió –no sé si esto sea verdad, pero ahora que reparo en ello, no recuerdo ningún Cristo en la iconografía occidental que aparezca riendo–. ¿A qué viene la comparación? A que los movimientos populistas a veces adoptan las formas y suscitan las devociones propias de los credos religiosos.


2. El film estadounidense “Don’t look up” (No mires arriba, 2021) es una sátira divertidísima y perversamente eficaz. Los realizadores explican que el cometa que destruirá la tierra en el plot es una metáfora del cambio climático. ¿Qué se va a hacer ante la inminente destrucción del mundo? La película critica la inacción y frivolidad de los tres grandes poderes: el político, el mediático y el económico. Estos tres poderes constituyen una“idiocracia”, o gobierno de los idiotas (government of idiots).



3. Es claro que existe una inercia mundial que está colocando a populistas autoritarios en los gobiernos de muchas naciones. El caso más dramático es Trump. Todo populismo autoritario desprecia la ciencia. Los Trump aparecen en este film representados por la presidente Janie Orlean (Maryl Streep) y su frívolo y casi idiota hijo, Jason Orlean (Jonah Hill), jefe del gabinete. A los populistas les da por asignar en puestos técnicos a personas que no son idóneas, y ese es el caso de la directora de la NASA, que no es una astrónoma. Los Trump/Orlean son incapaces de entender la gravedad de la situación y muestran que el gobierno de los Estados Unidos está en manos de idiócratas: la presidente Orlean está más preocupada por las elecciones intermedias y por la designación de un antiguo amante como ministro de la Suprema Corte, que por la inminente destrucción del planeta.


4. El poder mediático está personificado por Brie Evantie, presentadora de uno de los programas más importantes de la televisión estadounidense. El papel es magníficamente actuado por Cate Blanchet. El poder político tiene su equivalente mediático, es decir, también el poder mediático está en manos de personas frívolas y casi idiotas (el co-host del programa es prueba de ello). Lo único que les importa es el rating y las interacciones en redes sociales. Igual que los Trump/Orlean, los presentadores de este show –que representan a Fox News– no tienen la capacidad de entender la gravedad de la situación. Y el público televidente tampoco, porque está más interesado en el “científico más sexy”, que es Leonardo DiCaprio en el papel del Dr. Mendy, o en el ataque histérico “al aire” de Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), que es la astrónoma que descubrió el cometa, o en la ruptura y reconciliación de dos estrellas del pop. Brie Evantie tiene más interés en llevar al Dr. Mendy a la cama, cosa que consigue, que en la extinción de la humanidad.




5. El poder económico está representado por Peter Isherwell, billonario dueño de la omnipresente empresa de tecnología BASH. Lo único que le interesa es tener más dinero y más poder. Una vez que se lanza la misión para desviar la ruta del cometa, Ihserwell la detiene. Tiene el poder para eso y más, pues se puede decir que Janie Orlean le debe la presidencia por todo el dinero que le dado y le sigue dando. Ihserwell descubre que el cometa contiene una riqueza incalculable de los minerales que necesitan sus productos tecnológicos. Convence a la presidente de no destruir el cometa ni desviarlo, sino fragmentarlo para recoger toda esa riqueza cuando caiga en el océano pacífico. De esa forma darán un duro golpe a Rusia y China, que son los que controlan la mayor parte de esos minerales en el planeta. Promete que con este plan se crearán tantos empleos que ya no habrá pobreza en el mundo. Peter Isherwell representa a cualquiera de esos billonarios que son capaces de darse un rol por el espacio mientras el resto de los mortales es golpeado duramente por la pandemia y la pobreza. Piense usted en los magnates de la telefonía celular, de las computadoras, del software, de las redes sociales, del internet, del comercio electrónico, de los autos eléctricos. Cualquiera de ellos podría ser Isherwell: lo único que les importa son sus intereses económicos, y no dudarían en poner en grave peligro a la humanidad si eso les asegura mayor poder y riqueza.


6. “Don’t look up” también es una sátira a los seguidores de los populistas, y por esta razón, muchos que se sienten identificados con ellos en el film experimentan una cierta incomodidad. En la medida que se va haciendo más claro el acercamiento del cometa, los Trump/Orlean no dudan en politizar y dividir. Dice la presidente Orlean que no deben mirar hacia arriba (don’t look up), que los malos quieren que miren arriba para que ellos, los buenos, tengan miedo. Y entonces los seguidores, parodia brutal de los simpatizantes de Trump, comienzan a comportarse como energúmenos coreando en todo el país la consigna “Don’t look up” (no mires arriba) y a negar que siquiera exista el tal cometa. Es la sátira del populismo a nivel de base, es decir, la crítica vertida sobre los seguidores; las referencias a los rallies de Trump son evidentes.



7. Finalmente, el plan de Isherwell para fragmentar el cometa en lugar de destruirlo, fracasa. La extinción de la vida en la Tierra llega. Solo Isherwell, la presidente Orlean y algunos de los billonarios del planeta logran escapar en una nave, y permanecen en un sueño encapsulado durante milenios en lo que la nave halla un planeta con condiciones similares a las de la Tierra. Cuando eso sucede y aterrizan en otro mundo, la presidente Orlean es tragada por un animal que tiene la belleza de un ave exótica, pero también la peligrosidad de un velociráptor. Y al mero final, ya que pasaron los créditos, vemos a su hijo, Jason Orlean, quizá el único sobreviviente del planeta, saliendo de las ruinas de un búnker en Washington DC y tratando de transmitir live en las redes sociales.


8. El cine también hace política, y “Don’t look up” es una parodia desde la izquierda estadounidense. Trump y los republicanos la van a odiar –no dudo que también en México resulte molesta a algunos sectores–. No sé si usted recuerde algunos filmes que exaltaron el patriotismo americano, como “Armageddon” o “El día de la independencia”, sin duda verdaderos panfletos, casi fascistas, en los que los estadounidenses eran los salvadores del planeta y el mundo entero tenía que reconocérselos y agradecérselos; filmes con una clara intención política desde la derecha rancia, desde el conservadurismo patriotero y ramplón. Pues bien, “Don’t look up” es una sátira desde la izquierda, escrita por alguien que se define a sí mismo como “democratic socialist”; una sátira que bien pudo haber salido de las plumas de Bernie Sanders y Noam Chomsky si ellos fueran humoristas y hubieran colaborado con un John Oliver. 


9. Considerada solo como pieza cinematográfica, creo que “Don’t look up” tiene méritos, sin ser extraordinaria. Yo le pondría tres estrellas en una escala de cinco. Vale la pena ver este film como lo que es: una sátira, y como tal, hiperbólica, rocambolesca, estrambótica, irónica, sarcástica, farsesca, grotesca y extravagante. Pero todo ello es su virtud. Creo que Carl Sagan habría reído mucho. Pero si usted es fan de Trump y de los populismos, si usted niega el cambio climático y desprecia la ciencia, creo que no le va a gustar.


Mi artículo fue publicado también en la plataforma digital del periodista Eduardo Ruiz Healy: https://ruizhealytimes.com/cultura-para-todos/dont-look-up-o-la-satira-de-los-idiotas/ 

viernes, 18 de junio de 2021

El ruido del tiempo: cuando el arte se enfrenta al totalitarismo

Título: El ruido del tiempo (The noise of time)
Autor: Julian Barnes (Reino Unido)
Anagrama. 200p
Mi calificación: 4 de 5 estrellas
Por Venus Rey Jr


Muchas personas saben que uno de mis compositores favoritos es Dmitri Shostakovich. Lo considero el más grande de todos los compositores rusos, junto con Tchaikovsky. Sus obras tienen una fuerza tremenda y una expresividad que cimbra a cualquiera. El lenguaje musical es accesible y directo.
Esta breve y espléndida novela de Barnes cubre la vida entera de Shostakovich, particularmente la censura que vivió bajo el aparato cultural estalinista, con la constante amenaza de ser asesinado, como cientos de artistas e intelectuales rusos. Desde que Stalin condenó su ópera “Lady Macbeth de Mtsensk”, Shostakovich vivió el terror y su música fue sacada del repertorio. Dormía con el traje puesto y la valija lista, porque sabía que a cualquier hora aparecerían los agentes del Estado para aprehenderlo y asesinarlo.


La novela se divide en tres partes. En la primera (En el rellano), Shostakovich sufre la persecución luego de que Pravda –periódico oficial del Partido Comunista– denuncia su ópera Lady Macbeth como anti-soviética. Shostakovich es interrogado por la NKVD y sabe que en cualquier momento puede ser aprehendido, exiliado o asesinado. En la segunda parte (En el avión), el compositor es rehabilitado tras la Segunda Guerra Mundial gracias a su patriótica Sinfonía Leningrado, y es enviado a Estados Unidos como muestra viva de la grandeza del arte soviético. Shostakovich se ve forzado a leer discursos que no cree y en los que denuncia a Stravinsky y otros artistas rusos (Shostakovich admiraba la música de Stravinsky). El viaje de propaganda soviética a los Estados Unidos es un éxito para la URSS, pero constituye una humillación personal para Shostakovich. La tercera parte (En el coche) nos presenta a un Shostakovich ya en periodo post-Stalin, más entrado en años, y que goza de los privilegios aparejados a su status del más grande artista soviético vivo –privilegios como tener auto y chofer–. A pesar del enorme prestigio, el compositor sigue aplastado por el poder y se ve forzado a unirse al Partido Comunista y a dirigir la Federación de Compositores, herramienta del aparato cultural soviético.


Una vez muerto Stalin, la situación cambió radicalmente en la Unión Soviética. El gobierno de Khrushchev denunció los excesos estalinistas y condenó el llamado “Culto a la personalidad”. Shostakovich se convirtió en el más grande compositor vivo y recibió el reconocimiento y los honores de su patria. Murió en agosto de 1975.


Sin duda una vida fascinante: sus esposas, sus amantes, su angustia existencial, su silenciosa lucha contra el totalitarismo, su fantástico arte. La música de Shostakovich sintetiza la desigual relación entre el poder absoluto y opresor, por un lado, y la libertad del arte, por otro lado. A fin de cuentas lo que prevaleció fue la música de Shostakovich, no Stalin ni la Unión Soviética. He ahí la grandeza y la trascendencia del arte.




lunes, 31 de mayo de 2021

La mujer de la falda violeta: una novela sobre la indiferencia

La mujer de la falda violeta
Natsuko Imamura (Japón)
Duomo Ediciones (España)
192 pp
Una novela sobre la indiferencia
Mi calificación: 3 de 5 estrellas.


Por Venus Rey Jr


Desde hace algunas décadas me hice fanático de la literatura japonesa. Tanizaki, Kawabata, Oe, Mishima, Murakami, Yoshimoto, Kawakami… y ahora la muy joven Natsuko Imamura. La narrativa nipona contemporánea, a mi juicio, podría tener un elemento común –y opiáceo– en sus escritores: la soledad. Lo cual no deja de ser paradójico: siendo un país tan densamente poblado, con áreas metropolitanas entre las más grandes del mundo, donde, como dice la canción de Mecano, “entre miles de tornillos viven… y en un metro hay dos…”; siendo un país tan habitado, los personajes de las letras japonesas suelen encontrarse unidos en soledades que hielan la sangre.


Es el caso de “La mujer de la falda violeta”, de Imamura. Es la historia de una mujer que vive aislada en la ciudad más grande del mundo; una mujer que no se relaciona con nadie y que apenas habla. Es tan extraña que los niños en el parque la molestan y se inventan juegos con ella, como tocarla en el hombro y salir corriendo.


Esta mujer cuya existencia es irrelevante e indiferente –he ahí el aspecto trágico–, se vuelve la obsesión de la narradora, una obsesión que la termina convirtiendo en ella. Nadie sabe el nombre de la mujer de la falda violeta, nadie sabe quién es. La narradora, de algún modo alter ego de aquella mujer, se transfigurará en su voyeuse. También vive aislada y su vida es vacía e irrelevante. Viste una rebeca amarilla, y así como el anonimato y la casi no-existencia de la mujer de la falda violeta se traduce en esa prenda característica, así la narradora se pierde en la no-existencia de la indiferencia, a tal grado que ella misma se asume como “la mujer de la rebeca amarilla”, y no alguien con nombre, apellido e historia.


A veces no es fácil seguir a los narradores japoneses. Conozco muchas personas que después de leerlos se quedan con esa sensación de no saber qué decir. Tal vez, si mi reseña es certera, pueda servir de guía para encontrar el sentido en las palabras de esta notable obra literaria sobre la indiferencia de ser diferente, sobre lo difícil que es encontrar un lugar en el mundo, sobre el aniquilamiento del ser en medio de las inmensas masas vivientes que son las ciudades. Recomiendo esta novela a todos ustedes, dilectos amigos.


Natsuko Imamura


domingo, 24 de marzo de 2019

Las Edades de Lulú. Novela imperdible. Resumen y valoración.

Las edades de Lulú 
Autora: Almeduena Grandes 
Editorial: Tusquets
Mi calificación: 4 de 5


Edades de Lulú Almudena Grandes Venus Rey Jr
Las edades de Lulú es una de las novelas más importantes de la literatura española del siglo XX. Fue la primera novela publicada por Almudena Grandes y le valió el premio La Sonrisa Vertical y una fama instantánea. La novela apareció en librerías en 1989 y de inmediato fue llevada a la pantalla por Bigas Luna. Almudena Grandes es el caso de la escritora que con una primera novela alcanza reconocimiento universal.


Las edades de Lulú narra la historia de una chica, su despertar sexual y sus andanzas eróticas.


Lulú tiene un hermano que se llama Marcelo, y éste tiene un mejor amigo que se llama Pablo. Pablo y Marcelo son unos diez años mayores que Lulú. Desde que era niña, Lulú ha estado siempre enamorada de Pablo.


Pablo iniciará en el sexo a la adolescente Lulú, y a lo largo de los siguientes quince años explorarán juntos el erotismo, se casarán, tendrán una hija (Inés) y vivirán una vida llena se sensualidad y experimentación que los llevará al borde de la auto destrucción.


Pablo es tan adicto a los placeres sensuales que es capaz de inducir a Lulú al incesto. La convence de hacer un trío, ella vendada de los ojos: la tercera persona es el propio hermano de Lulú (Marcelo). Al darse cuenta de lo ocurrido, Lulú se horroriza y rompe con Pablo.


Ya sola, Lulú no logrará liberarse del impulso sexual y explorará el submundo de Madrid en busca de placeres tan prohibidos y peligrosos que su vida se verá en riesgo. No obstante, el amor de ella y Pablo es indestructible. El amor todo lo perdona, todo lo puede y todo lo redime.


Una generación de españoles que ahora tienen mi edad, creció leyendo Las edades de Lulú. Una novela que, sin duda, marcó toda una época. Yo llegué a ella por la película de Bigas Luna, porque a principios de los 1990 yo era fanático del cine español (Almodóvar, Álex de la Iglesia, Carlos Saura, Julio Medem, el propio Bigas Luna, etc). No hay que perderse el film. En él un muy joven Javier Bardem hace una de sus primeras apariciones en la pantalla grande.



lunes, 26 de marzo de 2018

¿Puede México convertirse en Venezuela?

¿Puede México convertirse en Venezuela?  

Por Venus Rey Jr
Publicado originalmente en el número 16 de la revista RuizHealy Times
Descarga gratuitamente el PDF de la revista aquí: www.ruizhealytimes.com

“Hay una medicina para no ser corrupto: que uno mande al cipote las ambiciones personales y materiales; esa es la mejor medicina.”
Hugo Chávez, presidente de Venezuela, 13 de noviembre de 2004 
“Prepárense para un tiempo de masacre y muerte, si fracasa la revolución.”
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, 3 de noviembre de 2015 
“Ayúdennos a difundir la verdad, ayúdennos a hablar de la grandeza de Hugo Chávez y de lo grande que es el gobierno bolivariano de Venezuela, de la admiración y el respeto que nos genera. Yo no puedo hacer otra cosa que honrar a Hugo Chávez.”
Yeidckol Polevnsky, presidente nacional de MORENA, 31 de mayo de 2017 
“Imagínense ustedes el escenario de la integración de México en este proceso de cambio americano. Digámoslo directo: la integración de México en la Revolución Bolivariana. Eso haría, a mi juicio, una gran diferencia con la situación que tenemos ahora. Necesitamos ampliar la Revolución.”
Héctor Díaz Polanco, Presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia de MORENA, 23 de octubre de 2017


Hugo Chávez y Nicolás Maduro


Uno de los argumentos que utilizan los simpatizantes de MORENA para decir que su líder, Andrés Manuel López Obrador, no es el “verdadero” peligro para la nación, es atribuir a los gobiernos de Calderón y Peña Nieto los innumerables y terribles males que habrían ocurrido, según priístas y panistas, en caso de que AMLO hubiera llegado al poder. Es decir, intentan los morenistas dar a sus contrincantes una sopa de su propio chocolate: ¿Inflación? ¿Devaluación? ¿Crisis? ¿Violencia? ¿Pobreza? ¿Corrupción? ¿Con López Obrador? ¡Ja! A juicio de MORENA todos estos males han sido generados por los malos gobiernos de Calderón y Peña Nieto; y han sido generados en grado superlativo, como nunca antes en nuestra Historia. La “mafia del poder”, dicen, es el verdadero peligro para la nación.


En efecto, cuando los analistas pronostican que si López Obrador aplicara políticas similares a las que ha aplicado el régimen venezolano se generaría en México hiperinflación, devaluación, desempleo, aumento en los precios de los combustibles, más violencia y pobreza, y un caos generalizado en todo el país, los miembros de MORENA aducen que todos esos males ya se han dado por culpa de Calderón y Peña Nieto.

Andrés Manuel López Obrador
De similar manera, cuando MORENA recibe críticas en el sentido de que las políticas nacionalistas que plantea –las plantean algunos de sus más influyentes miembros– podrían convertir a México en una Venezuela, esgrimen un argumento paralelo: ¿México con AMLO convertido en Venezuela? ¡Ja! Si México ya está peor que cualquier país latinoamericano; ojalá México fuera como Venezuela, que es el modelo a seguir: allá no hay cárteles, ni secuestros, ni decenas de miles de muertos y desaparecidos; allá no hay hambre y todo mundo vive con dignidad: todos tienen acceso a la salud, a la vivienda, a la alimentación, a la educación y a la cultura. La oligarquía en Venezuela ha sido vencida y el presidente gobierna con verdadero espíritu nacionalista y solidario. ¡Viva la República Bolivariana de Venezuela!

¿Demasiado bueno para ser verdad? Veamos.

En materia económica, 2017 fue un año difícil para México. Según los morenistas, desde los tiempos del FOBAPROA –al que consideran uno de los mayores desfalcos gubernamentales de nuestra Historia– tras la terrible crisis que supuso “el error de diciembre” en 1994, no se había presentado una crisis tan aguda como la que ahora vivimos, ni se había registrado una inflación ni una devaluación como las que acabamos de tener el año pasado. Los morenistas dicen que estamos peor que nunca. ¿Será cierto? Analicemos.

Los peores picos de inflación en nuestra historia reciente, según datos de Banxico, son los siguientes:

  • ·      Febrero de 1983, durante la administración de Miguel de la Madrid, la inflación registró un incremento del 112.5%.
  • ·      Febrero de 1988, a finales de Miguel de la Madrid, el pico histórico fue un incremento del 179.73%.


En febrero de 1988 México tocó fondo. Desde entonces las cosas no han vuelto a ser tan dramáticas:
  • ·      Diciembre de 1990, incremento del 29.3%
  • ·      Diciembre de 1995, en plena crisis del sistema bancario, la inflación fue del 51.97%, la peor de los últimos casi veinticinco años.



Cuando Vicente Fox asumió el gobierno en diciembre de 2000, la inflación de ese mes fue de 8.96% (cuando dejó el poder en diciembre de 2006, la inflación de ese mes fue del 4.05%). De ahí a la fecha, la inflación ha disminuido. Hubo dos picos que no superaron aquel 8.96%:


  • ·      Diciembre de 2008: 6.53%
  • ·      Diciembre de 2017: 6.77%

De modo que no es verdad que 2017 sea el peor año de inflación desde tiempos de Zedillo; ni siquiera desde tiempos de Fox. Sí ha sido el año con mayor inflación en lo que va de la actual administración, pero estamos muy lejos de vivir una crisis como la que generó “el error de diciembre” y mucho más lejos aún de los horrores económicos que padecimos en los años 80. Hacer esa comparación es francamente exagerado.

Si tomamos en consideración la inflación IPC anualizada desde tiempos de Zedillo, veremos que el peor año fue 1995, con el 51.97%, y el mejor fue 2015, es decir, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, con tan solo un incremento del 2.13%. Pero los morenistas y sus aliados insisten en que nunca antes las cosas habían estado tan mal en México. Algunos de ellos, miembros del primer círculo de López Obrador, culpan a las políticas neoliberales (whatever that means) de semejante situación y argumentan que todo marcharía mejor si se implementaran las políticas económicas de Venezuela o Cuba.


Yeidckol Polevnsky
Y aunque López Obrador ha dicho que no es ni Maduro ni Chávez, y que no aplicaría ese tipo de políticas, Citlali Ibáñez, mejor conocida como Yeidckol Polevnsky, presidente nacional de MORENA, ha manifestado públicamente elogios al régimen venezolano y a su presidente, Nicolás Maduro, y se ha pronunciado por la conveniencia de seguir el ejemplo que ha dado ese país: que México se convierta en una nación bolivariana. Posiciones similares son sostenidas muy entusiastamente por Héctor Díaz Polanco, presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia de MORENA; por Dolores Padierna y por Gerardo Fernández Noroña. Pero no son sólo ellos quienes así piensan. Muchos morenistas de la cúpula e innumerables simpatizantes de las bases lo creen a pie juntillas –yo mismo he hablado con muchos de ellos–, con una convicción que se aproxima mucho a un dogma religioso.

Mientras tanto, ¿qué ha pasado en Venezuela? Uno diría, a juzgar por el entusiasmo de los morenistas, que allá todo marcha de las mil maravillas. Veamos.

Venezuela es uno de los países con mayores reservas de petróleo en el mundo; o sea, es un país increíblemente rico. Sin embargo está padeciendo no inflación –la inflación es un fenómeno normal–, sino hiperinflación –que es un fenómeno devastador y totalmente fuera de control–. El dinero ya no tiene ningún valor, la gente está sufriendo hambre y muchos venezolanos están huyendo a Colombia.

El presidente Maduro ha pronunciado muchos discursos en los que culpa de esta situación a la derecha malvada y a El Imperio, quienes tratan de derrocarlo para imponer en Venezuela una oligarquía que desangre al pueblo. Pero aplicando la misma sopa del mismo chocolate –como los morenistas–, el pueblo venezolano ya está desangrándose por las políticas de Maduro. Una hiperinflación anualizada con un pico histórico de 4,115% en 2017 (sí: cuatro mil ciento quince por ciento, según cálculos de Steve Hanke, experto en hiperinflación y profesor de Economía Aplicada en Johns Hopkins University) es verdaderamente devastador para cualquier economía: el dinero deja de tener utilidad, los ahorros se evaporan, el sistema bancario colapsa, los pocos capitales que quedan huyen, el nivel de vida de toda la población se deteriora y reina un completo caos. No hay manera de que los salarios, por mucho que por decreto se incrementen –Maduro ha decretado varias veces el aumento de los salarios–, puedan servir de algo. A las pocas horas de que un trabajador recibe su sueldo, el dinero ya no vale. Maduro ha intentado frenar esta crisis imprimiendo más dinero –en Venezuela no existe un banco central autónomo–, pero ello ha generado más hiperinflación: no es la derecha malvada ni El Imperio lo que está destruyendo a Venezuela.

Una vez que los ingresos petroleros en dólares entran a la economía venezolana, se “bolivarizan”; algo así como el rey Midas, pero al revés: los dólares que entran en Venezuela se evaporan y pierden todo su valor. Sólo para que nos demos una idea: el bolívar tiene un valor oficial, según el gobierno de Venezuela; es un valor que nadie, ni siquiera Maduro, puede tomar en serio. La realidad es el precio del bolívar frente al llamado tipo de cambio paralelo, que es el que verdaderamente existe: o sea, el precio del dólar en el mercado no sujeto a restricciones gubernamentales (mercado libre, o sea, mercado negro, que es el único donde se pueden conseguir dólares; los dólares del gobierno sólo existen en las ensoñaciones del presidente y su gabinete). Nicolás Maduro accedió a la presidencia de su bolivariana república en abril de 2013. Veamos cómo se ha devaluado el bolívar frente al dólar desde ese año.

1 USD = 6.3 bolívares (noviembre de 2013)
1 USD = 100 bolívares (septiembre de 2014)
1 USD = 200 bolívares (febrero de 2015)
1 USD = 275 bolívares (mayo de 2015)
1 USD = 730 bolívares (septiembre de 2015)
1 USD = 1,000 bolívares (febrero de 2016)
1 USD = 4,300 bolívares (diciembre de 2016)
1 USD = 10,000 bolívares (julio de 2017)
1 USD = 20,000 bolívares (septiembre de 2017)
1 USD = 100,000 bolívares (diciembre de 2017)
1 USD = 200,000 bolívares (enero de 2018)

La devaluación que ha sufrido el bolívar venezolano frente al dólar desde 2013, año en que asumió el poder Nicolás Maduro –y en ese sentido las cosas estaban mucho mejor cuando estaba Hugo Chávez–, es una cifra que ni siquiera sé cómo decirla: una devaluación del 3,174,503.17%. Sí, vio usted bien: ¡¡una devaluación del tres millones ciento setenta y cuatro mil quinientos tres punto diecisiete por ciento!!

No hace falta ser doctor en economía para darse cuenta de la insostenible situación que atraviesa Venezuela. Y ello no se debe, repito, a El Imperio ni a la derecha alevosa, sino a una serie de políticas económicas temerarias, absurdas y terriblemente irresponsables. He aquí algunas:


  • ·      Depender casi exclusivamente del petróleo. A finales del gobierno de Chávez, los hidrocarburos aportaban el 98% de los ingresos de Venezuela. En 2013, el barril de petróleo rondaba los 100 dólares, pero bajó a menos de treinta. Hoy fluctúa en los 50 dólares. No hay inversión privada en materia de hidrocarburos.

  • ·      A pesar de la caída de los ingresos petroleros, el gasto público aumenta. El gobierno venezolano ha tomado la peor decisión para solucionar este problema: imprimir más dinero, lo cual ha disparado la hiperinflación. La popularidad de Maduro depende de los programas sociales (asistenciales, clientelares, y por tanto cero productivos) y de los subsidios. No hay un banco central autónomo que pueda oponerse a estas políticas.

  • ·      Control del tipo de cambio. Existen tres tipos de cambio oficiales en Venezuela que sobrevaloran el bolívar, lo cual produce un mercado negro que satisface la urgencia de dólares, pues la moneda nacional prácticamente carece de valor. En la medida en que se imprime más dinero, menos vale y más urgencia de dólares existe. El fenómeno cae en una espiral incontenible.

  • ·      Deuda gubernamental insostenible y política nacionalista que inhibe la inversión, no sólo extranjera sino también local. Los ingresos petroleros no alcanzan ni para pagar la deuda del gobierno. Esta crece momento a momento. Las empresas extranjeras, si no las corrió ya Chávez o Maduro, han salido huyendo del país. Nadie quiere invertir en Venezuela, ni siquiera los venezolanos, porque las condiciones son imposibles.

  • ·      Programas sociales imposibles de cubrir. Si el gobierno es incapaz de hacer frente a sus deudas, tampoco tiene dinero para comprar insumos básicos alimenticios como leche, huevo y harina, para la población pobre. En Venezuela los beneficiarios de programas sociales esperan que los insumos básicos sean gratuitos, pero como el gobierno no tiene dinero para comprarlos, se ha generado un desabasto sin precedentes en todo el país. Por eso muchos padecen hambre; por eso muchos ven en Colombia la única salida a esta pesadilla.
Guardia Nacional Bolivariana

A todo esto, hay que añadir la falta de democracia. Cuando finalmente la oposición logró en 2016 tener mayoría en el Congreso (Asamblea Nacional), adivine usted qué paso: Maduro lo disolvió y creó una Asamblea Constituyente –presidida por la que en su momento fue la embajadora en México, Delcy Rodríguez: gurú revolucionaria de los morenistas)– plenipotenciaria y controlada por él, para redactar una nueva constitución. Y no sólo ejerció funciones de Constituyente dicha Asamblea, sino que asumió las facultades de legislador ordinario, y con ello Maduro, que ya tenía un poder avasallador y controlaba la judicatura, se convirtió en dictador absoluto. De los 545 asientos de la Constituyente, 505 son del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, o sea, gente de jurada fidelidad a Chávez y a Maduro; los otros 40 asientos están vacantes. Toda oposición al régimen es barrida y sus líderes son encarcelados.

Frente a los números de la devaluación del bolívar, la devaluación de nuestro peso frente al dólar es cosa, créanme, menor. Si consideramos los 12.50 pesos que el dólar valía en 1970 frente a los 18,900 pesos (18.90 sin los tres ceros que Salinas quitó) que hoy vale, tendremos una devaluación, gigantesca, sí, pero mucho menor que la de Venezuela en los últimos cuatro años; tenemos una devaluación acumulada del 151,100% en los últimos casi cincuenta años. Lo más álgido de esa devaluación fue en los años 80’s. Desde entonces las cosas han ido mejorando paulatinamente.

Desde Vicente Fox las cosas no han ido tan mal, por mucho que los morenistas digan que nunca han ido peor y que Venezuela es el modelo a seguir. Fox asumió la presidencia en diciembre de 2000 (Hugo Chávez un poco antes, en febrero de 1999) con un tipo de cambio de 9.36 pesos mexicanos por dólar. Lo cual significa que desde diciembre de 2000 a enero de 2018, el peso se ha devaluado 100.85%. Y si hacemos el conteo desde 2013, para empatarnos con la asunción del poder de Maduro, tendremos un tipo de cambio de 12.15 pesos mexicanos por dólar, y por tanto, la devaluación de nuestra moneda desde esa fecha hasta hoy ha sido del 54.73%. Nada comparable con la devaluación del bolívar venezolano en ese mismo periodo: una devaluación que ni siquiera se puede decir: ¡¡3,174,503.17%!!

En materia de crecimiento del producto interno bruto, hemos de decir que, si bien con lentitud, México ha crecido: el promedio de crecimiento anual de nuestra economía desde 2013 es de 2%. Una cifra modesta y seguramente insuficiente, pero nada comparable con la debacle económica venezolana:


  • 2015: –6.2%
  • 2016: –16.5%
  • 2017: –12%

Los analistas prevén que 2018 será todavía peor, quizá el peor año en la historia de Venezuela en lo que a economía se refiere.

No es “El Mundo contra Maduro”, como la película “Grégoire Moulin contre l’humanitè”. No es que la oligarquía venezolana y El Imperio quieran destruirlo a él y a Venezuela: es Maduro quien está literalmente destruyendo Venezuela con sus políticas económicas. Citlali Ibáñez, alias Yeidckol Polevnky, et alii, pueden estar muy enamorados del régimen venezolano, pero yo creo que no han visto o no entienden fríamente los números. Claro, siempre queda la falacia de decir que si la revolución falla, es por la intromisión traidora de El Imperio, la oligarquía y las fuerzas del mal: “¡Mueran los enemigos de la Revolución!”

Nadie en su sano juicio podría decir que México estaría mejor con esa clase de medidas económicas. El populismo bolivariano ha destruido a Venezuela y seguramente destruirá a México (que no está destruido, como insisten los morenistas).

Sí: tienen razón todos los que afirman que la inseguridad y la violencia en México son cada vez peores. Eso es cierto. 2017 ha sido el peor año en ese rubro, y por lo que se ve, 2018 lo superará. La estrategia contra los cárteles y la delincuencia organizada ha fracasado. Sí: es verdad también que la corrupción gubernamental no puede seguir, que diezma nuestra economía y da margen de maniobra a los criminales –también es verdad que nunca antes habíamos visto tantos ex-gobernadores en prisión o bajo investigación–. Es verdad que hay que acabar con los privilegios de la clase política, especialmente los de altos funcionarios –tan existen los privilegios y tan grandes y pingües son sus ventajas, que una persona es capaz de lo que sea con tal de acceder a un cargo público–; es cierto que reduciendo dichos privilegios puede haber un ahorro significativo que podría canalizarse a programas sociales. Todo eso es cierto.


Sí: es necesario que México haga los ajustes necesarios para corregir su derrotero. El potencial de nuestra economía y de nuestra fuerza laboral es impresionante, y de ello han hablado los principales analistas y comentaristas internacionales. Haciendo los ajustes adecuados y aplicando las políticas correctas, no hay duda de que México se convertirá, en las próximas dos décadas, en una gran potencia global. Pero tampoco hay duda de que si México sucumbe a la seducción del populismo bolivariano, quedará irreparablemente destruido, no como Venezuela, sino mucho peor que ella.